Ellos lo tenían claro, su boda no iba a ser la “típica” y nosotros encantados de poder ser testigos en primera fila de todos los bonitos momentos que fueron transcurriendo a lo largo del día.
Y con nosotros, todos los invitados, impacientes por compartir una celebración tan especial en la que no faltó un detalle. Desde los looks a juego en granate hasta la ceremonia celta de cintas, las dedicatorias a cada uno de los invitados o las piedras de mensajes. Una boda diferente, original y llena de mucho mucho amor.