Los dos nos ganaron el mismo momento en que los conocimos. Cariñosos, atentos, encantadores, ¡un amor! Por lo que no dudamos un momento que la boda de Virginia y Javi sería inolvidable. Y así fue.
Después de 8 años juntos y cuando la pedida de mano es en un lugar tan idílico como Malasia… uno no puede casarse en cualquier lado! Por eso, el lugar elegido para darse el sí quiero fue la iglesia de San Pablo en Salamanca y para celebrarlo, la hacienda Zorita, una impresionante bodega con viñedos y rincones de ensueño en los que perderse. Tras la cena, cuando creímos que ya no podríamos sorprendernos más, empezó el baile. Realmente impresionante. Y es que cuando una pareja se conoce en un concierto de Franz Ferdinand… ¡todo puede ocurrir!